Niños
A pesar de algunas inconsistencias entre las metodologías de investigación la mayor parte de los datos apoyan la relación entre la práctica de actividad física y la salud en adultos durante la vida en ambos sexos. La comparación entre el presente y el pasado muestra una tendencia global hacia el sedentarismo y la reducción de la práctica de actividad física en los niños, en la mayoría de los países, incluido España. Hay argumentos que defienden que conseguir un estilo de vida saludable tiene sus raíces en los hábitos adquiridos en la niñez, lo que señala la niñez como el punto de partida de una vida adulta activa y sana. Los científicos recomiendan un aumento de las iniciativas comunitarias basadas en programas de actividad física de fácil acceso para los niños.
Posiblemente uno de los mayores problemas de salud en la infancia en nuestros días sea la obesidad. La prevalencia de obesidad infantil está aumentando dramáticamente, con riesgos asociados para la salud como la hipertensión, perfiles lipídicos adversos y diabetes tipo 2. Esta tendencia predice una epidemia de enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. Se teme que los logros médicos logrados en los últimos años en cuanto a calidad y esperanza de vida se vean reducidos si la progresión de la obesidad sigue su curso. Por tanto, parece importante establecer intervenciones, tanto en casa, como en el colegio y también a nivel estatal, para estimular a los niños a aumentar la práctica de actividad física y modificar los hábitos de alimentación. Así, se hacen necesarias directrices y estrategias de intervención basadas en la investigación para frenar la obesidad este grupo especial de la población. Estudios recientes realizados en Estados Unidos, demuestran que en una intervención de 9 meses con una media de 3 horas a la semana de ejercicio físico extraescolar de intensidad media-alta, se puede conseguir disminuir el porcentaje de grasa corporal y mejorar la condición física cardiovascular. También se observó una tendencia a aumentar la masa muscular y una mejora de densidad mineral ósea.
Los niños españoles que comienzan su práctica deportiva extraescolar (al menos 3 horas a la semana) antes de la pubertad presentan un porcentaje de grasa corporal entorno a 10 puntos mas bajo que los niños que no practican más actividad física que la incluida en las clases de educación física. Estos niños también aumentan mucho más su contenido y densidad mineral ósea que sus compañeros sedentarios de similares características, lo cual se traducirá con gran seguridad en un esqueleto más sano durante la vejez. Además, estos niños físicamente activos presentan una mejor condición física cardiovascular. Sin embargo, aunque los datos de estos y otros estudios sugieren que con una mayor frecuencia de ejercicio en los niños, se pueden obtener mayores beneficios, aun no esta claro el efecto de la “dosis” de ejercicio físico en la respuesta de la salud.
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